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lunes, 5 de agosto de 2013

CAPITULO 70 "Love is in the air"

NOTA: Ántes de que empecéis a leer el capítulo me gustaría que leyeseis estas pocas palabras.

     Lo primero de todo decir que la maravillosa historia de Dream Rose ( http://the-way-of-love-one-direction.blogspot.com.es/ , http://www.music-following-one-direction.blogspot.com.es/ , http://going-in-one-direction-forever.blogspot.com.es/2013/08/capitulo-xl-epilogo.html ) ha acabado; produciéndome una honda tristeza. Solo quiero decir que este capítulo va dedicado a la maravillosa escritora que escribió esa maravillosa historia. Ya era hora de que le dedicase con todo mi corazón un capítulo a alguien a quien considero mi hermana postiza, alguien que me ha transmitido, ayudado y apoyado. Gracias por ser como eres, preciosa, no cambies nunca, nunca.
Podeis leer más de mi querida Dream Rose en estos maravillosos Blogs: http://stolen-lyrics.blogspot.com.es/ y La Hermandad De Los Corazones Literarios

     Lo segundo, es recomendaros la novela de mi anónima agradecida. Por lo poco que he leído, la historia apunta maneras, la expresión y la forma de escribir es excelente así que pasaros por la pagina que no os arrepentiréis :)) http://novela-porque-te-quiero.blogspot.com.es/2013/01/capitulo-1-odio-discutir-con-el.HTML

     Lo tercero, que disfrutéis el capiiii!!!
           Os quiero <3<3<3<3

                                                       ..............................................


Narra Marta*

-¡Hey! ¿Dónde os habíais metido?-pregunto Niall, nada más entrar en el restaurante Zayn y Clara, interrumpiendo nuestra conversación acerca de la diferencia entre los Donuts con agujeros y los que no tenían.
-Estábamos tomando "el aire"-dijo Zayn, enfatizando "el aire" levantando las manos en alto e imitando unas comillas en el aire con los dedos.
Todos reímos.
-Oye...y...aaahhh-Cristina soltó un grito sobresaltando a la mesa entera y haciendo que los padres se volteasen a mirar que pasaba. Cristina dio unas palmadas con las manos, mientras sonreía y nos miraba con complicidad,como si nosotros compartiésemos esa alegría repentina que le había entrado. Al ver, que la mirábamos sin entender, paró y rodó los ojos poniéndolos en blanco.
-¿Quien falta en la mesa?-dijo con voz cantarina.
Todos nos pusimos a mirar a nuestro alrededor, contando cuantos habíamos e intentando averiguar quien era esa persona que faltaba.
-Un, dos, tres...
-Niall, Zayn, Eleanor, Marta...
No nos culpéis somos muchos y muy nerviosos, nos movemos, bromeamos y la liamos tanto que en un segundo hay 8 en una habitación, después faltan 3, al rato te quedas sola, después aparece un calcetín volando, vuelven 4, después entra uno con una Nintendo y corren a por el 7, que no sabes de donde han salido...vamos, que es difícil controlar al grupo y a veces cuesta saber quienes están y quienes no.
-¡Harry y Ana! ¡Garrulos!-grito Cristina dando un manotazo en la mesa con las dos manos.
En la mesa sonó un <<Aaahhh>> general que fue acompañado por la media sonrisa de todos.

Narra Ana María*

Harry y yo salimos del hotel en silencio, sin ni siquiera respirar, en tensión. Salimos a la calle y andamos unos minutos hasta llegar a una pequeña plazoleta suficientemente cercana al hotel como para no morirnos de calor hasta llegar a ella pero lo suficientemente lejana como para que nadie nos pudiese ver si salía del hotel.


 

Harry se sentó en un banco, que tenía miles de pequeñas florecillas a los pies y que era el más cercano a la baja fuente que se encontraba en la pequeña plaza.
Yo me senté a su lado, no sin antes, dejar a mi pequeño primo en el suelo y susurrarle que no se alejase mucho. Me senté a una distancia prudencial pues quería dejarle su espacio y no presionarlo aunque yo en realidad me muriese por sentarme lo suficientemente cerca como para sentir el calor que desprendía y poder oler su perfume.
Tras unos segundos que se me hicieron eternos me decidí a hablar pues el silencio y las ganas de oír su voz me estaban matando. Hable por amor; quería decirle lo muchísimo que le quería, lo muchísimo que me importaba y que pensándolo bien si de irme con él, dependía nuestra relación, lo haría, me iría con él a pesar de las consecuencias que eso tuviese. También hable por miedo, por miedo a que lo que fuese a decirme en ese banco fuese que me dejaba, que no aguantaba más esta relación y que se iba.
-Yo...
-Yo...-me corto Harry que había volteado y abierto la boca al momento al que lo hacia yo.
-Dime-le dije aliviada.
Él se quedo mirándome a los ojos y me di cuenta de lo que había echado de menos esos ojos verdes pálido con ese toque de frescura, ese pelo rizado...
-Perdóname. Me he comportado como un capullo inmaduro. Te pido perdón. Se que no me lo merezco y aceptaré que no vuelvas a dirigirme la palabra, aunque eso me destroce por dentro.
Lo que había echado de menos sus bromas, sus abrazos por la espalda, sus besos en el cuello...
-No quería hacerte llorar, ni decirte esas palabras...no las sentía, de verdad. No quería hacerte sentir mal, eso es lo contrario a lo que busco.
Su nariz ancha, nuestras guerras de agua en la ducha, nuestras charlas interminables de cualquier cosa...
-Yo te quiero, te quiero más que a mi vida y siempre, pase lo que pase, estés donde estés va a ser igual. Este sentimiento no va a desaparecer nunca porque...
Y sus labios rojos y sus besos.
No aguante oírlo más disculparse porque sabía que le dolía haberme echo daño pero no había sido únicamente su culpa, su reacción se debía a su amor hacia mi y eso me hizo sentir tan feliz me hizo sentir tanto amor que lo único que pude hacer fue lanzarme a sus brazos y juntar nuestros labios.
Junte mis labios a esos rojos que había echado tanto de menos, pose mis manos sobre su cuello, sentí sus grandes manos en mi cintura, olí su perfume y sentí su calor.
Separamos nuestros labios sin dejar que lo hicieran nuestras frentes y narices. Nos quedamos tan cerca el uno del otro que todavía podía sentir su aliento sobre mis labios, tan cerca que nuestras pestañas se rozaban...
De repente sonrió ampliamente con los ojos algo llorosos y terminó:
-Porque estábamos, estamos y estaremos siempre destinados a ser.
Se me escapó una lágrima no se si de alivio o de felicidad. Una lágrima que recogió Harry entre sus dedos, luego paso su mano por mi cuello con delicadeza y se quedo mirándome con esa sonrisa que me torturaba, después me acercó y acarició con sus labios los míos, con ternura al principio para después convertirse en un beso rápido y pasional que desvelaba la falta de amor mutuo que habíamos sufrido estos días.
De repente algo me empezó a mojar...Harry y yo nos separamos bruscamente y buscamos de donde provenían esos chorros de agua que nos estaban literalmente bañando.
-¡Los aspersores!-grito Harry mientras se levantaba del banco rápidamente como si fuese a escapar de las gotas que llegaban de todos lados, pero ya daba igual lo que corriese, estaba empapado como yo, así que se quedo en el sitio mirándome divertido.


 

Yo solté una carcajada y me lancé a sus brazos extendidos que me recibieron con firmeza. Dio vueltas conmigo en brazos, mientras ambos reíamos, hasta que se dejó caer en el césped mojado, dejándome a mi sobre su fuerte pecho.
-Ana,Ana,Ana,Ana,Ana...-venía corriendo chapoteando mi primito hasta acercarse a nosotros riendo y levantando las manos como intentando atrapar el agua que caía sobre el.
Ambos reímos mientras veíamos al pequeñín dando vueltas sobre él mismo con la cabeza orientada hacia el cielo y riendo hasta que mareado se cayó de culo en el césped que desprendió por todos lados gotas de agua.
Yo, que seguía sonriendo pase mis piernas por los dos costados de Harry, le mire a los ojos y le dije:
-Ana y Harry. Ana y Harry porque no existe Ana sin Harry.
Y le besé.

Narra Liam*

-¿Dónde se habrán metido estos?-pregunté preocupado.
Llevaban dos horas fuera. Los padres de Ana y Marta y su tía se habían ido a dar una vuelta con los padres de Cristina y nosotros nos habíamos quedado allí "tranquilos".
-Yo me tengo que ir ya...si los veo, ¿les digo que os llamen?-pregunto Paula mientras se levantaba.
-¿Por que te vas? Quédate Paula.-le dijo Clara amable.
-No, es que bueno...he quedado...mañana os vuelvo a venir a ver, ¿vale?-dijo con una sonrisa.
Aunque al principio parecía algo retraída, luego se había soltado y había estado más habladora y amable. Me caía bien, me recordaba a un tímido y rebelde pelo perfecto Malik.
Cuando salió por la puerta nos dijo adiós con la mano y se marchó apresuradamente.
-Es rara-soltó Louis-No se ha reído del chiste del pollito.
-No es rara, Louis-le reprendió Eleanor-Nadie se ríe con ese chiste.
-Es rara, te lo digo yo. Sibilina, siniestra...-iba diciendo.
-¡Louis! ¡Que es mi prima!-dijo Marta con el ceño fruncido- Y además no es nada de eso, simplemente es callada... Su vida no ha sido fácil y es algo desconfiada, cuando la conoces mejor te das cuenta de que es un encanto escondida bajo un caparazón. ¿Sabes? No todo el mundo tiene la misma facilidad que tu para estar tranquilo y amigable, hay gente a la que le cuesta más y no por ello son raras, sibilinas o siniestras.
Todo el mundo nos quedamos en un silencio algo tenso y sorprendido, nunca había visto a Marta así. Al parecer no todo es azúcar y canela en ella...y eso me gusto.
Marta se quedo callada y con la cabeza agachada como si estuviese meditando sobre algo. Su ceño seguía fruncido y los labios parecían una línea.
-Lo siento, Marta, no quería ofenderla, ha sido una tontería-dijo algo avergonzado Louis.
Tras estas palabras, pareció que Marta recobraba la vida. Su ceño se relajó, sus ojos entornados se abrieron y los labios fruncidos se convirtieron en una pequeña sonrisilla.
-Te perdono si me das un beso.
Louis soltó una risa y dijo:
-Si mi princesita me pide un beso lo dejo todo y voy.
Bueno, en Marta casi todo el azúcar y canela.
Después del momento tierno de la mañana me di cuenta de que no tenía mi móvil conmigo. Me lo había dejado en la habitación, y si Harry o Ana llamaban para decirnos que estaban bien llamarían al sensato del grupo y el sensato no se lo cogería...¡perdería mi reputación!
-Chicos, voy a por mi móvil a la habitación por si alguno de estos llama.

Narra Paula*

Salí despavorida del hotel. Hacia tiempo que no me sentía tan bien y eso me asustaba. Estaba confundida, ¿como podían haber conseguido hacerme feliz en tan poco tiempo personas a las que conocía de menos de un par de horas? Eran tan diferentes a mis "amigos". Envidié por enésima vez a mis primas. Ellas habían tenido en su vida toda la suerte que a mi me había faltado, obviamente no me compadezco, yo también he pasado por momentos felices al igual que se que ellas también han pasado por momentos espantosos pero siempre he envidiado la relación de confianza y amor que mantenían con sus padres, la manera despreocupada de ver la vida, lo soñadora y poco conformistas que eran. En cambio, mi relación con mis padres es prácticamente nula, no tenía ninguna referencia de amor y eso me hacia ser desconfiada con los hombres; soy realista, quizás sea por eso por lo que soy conformista...son los soñadores aquellos que apuntan alto y luchan para conseguirlo y son esos los que consiguen hacerse novios de sus ídolos, los conformistas simplemente esperamos a ver que pasa y acatamos las normas del destino, por eso yo jamás conseguiría nada.
-Zorra-me dijo Lara saliendo a mi encuentro riendo-Te estaba esperando. ¿Dónde esta?-dijo esta vez más cerca de mi y con un tono algo desesperado.
-¿El dinero?-pregunté.
-Vamos, Paula, querida no seas tan desconfiada...-dijo acercándose a mi, poniéndome tensa-Dámela, nos la metemos juntas y después te doy el dinero.
-El dinero-dije rotunda extendiendo una mano.
Solía tratar con este tipo de persona pero nadie era tan desafiante como Lara y eso me ponía los pelos como escarpias, sabía que llegaría el día en el que tendría que enfrentarme a ella para dejarle claro quien era quien llevaba las riendas pero no sabía si podría con esta chica delgada de pupilas dilatadas que siempre iba colgada.
-Quiero verla-dijo con una sonrisa.
-Ya sabes como va esto, Lara. No me hagas perder el tiempo. Primero el dinero, luego la...
No acabe pues recibí un duro golpe en la boca. Sentí como me temblaron las encías de los dientes bajo el impacto de los nudillos de Lara. Me di la vuelta y la encaré escupiendo la sangre que emanaba en parte de mis encías y en parte de mi labio recientemente partido.


 

Me aparté el pelo de la cara y la observé. Estaba drogada, si se había metido algo potente no tendría escapatoria, bajo los efectos de la droga la gente se vuelve violenta, más fuerte y además no sentiría ni mis golpes más fuertes. Tampoco iba a huir, eso significaría que el resto de mis clientes se enterarían y perdería toda mi autoridad, esto solo significaba que tenía que ser rápida para que a sus ojos vagos y cargados les costase seguirme, que tenía que tener cuidado con el pelo que era un punto débil y que tenía que darle golpes fuertes a ser posibles en el estómago o en el pecho.
-No hagas esto, Paula. Dámela y otro día te la pago-dijo suave y sonriendo-Te lo prometo.
Me lance hacia ella corriendo, la agarré del pelo y tire hacia atrás; su cuerpo venció y se calló de espaldas. Aproveché para darle una patada en el pecho pero cuando me disponía a darle la segunda me agarró del pie y tiro con una fuerza sobrehumana. Perdí el equilibrio y caí al suelo dándome un fuerte golpe en la parte alta de la cabeza con un bordillo. Me daba vueltas todo y mi vista se desenfoco momentáneamente. Cuando me recompuse un poco fue tarde, sentí el cuerpo de Lara encima del mío, aprisionandome con fuerza; cuando enfoqué la vista, la enfoque en el puño que venía hacia mi cara y que chocaría con mi ojo derecho en un instante. Me revolví intentando apartarme pero lo único que conseguí fue que me diese en la sien y en el oído en vez de en el ojo.
-¿Dónde la tienes?¡¡DÁMELA!!
Oí amortiguadamente debido al fuerte golpe del oído.
Lara empezó a toquetear los bolsillos de mis pantalones...la iba a encontrar...pero antes de llegar al final del bolsillo trasero derecho se dispuso a darme otro golpe, supongo que para que me quedase lo suficientemente quieta como para que pudiese buscar cómodamente y no me revolviese tanto bajo ella.
Cerré los ojos cuando vi que el puño se aproximaba y esperé. Y esperé. Y esperé, pero el golpe no llegó. Deje de sentir el peso de Lara encima mía. Abrí los ojos pero ni siquiera me moví de donde estaba. Oía como Lara gritaba y oía otra voz pero no pude distinguirla por mi oído mal herido.  Lo único que deseé en ese momento fue que no me hubiese salvado un policía. Deseé estar en otro lugar. Deseé no ser yo. Deseé ser alguna de mis primas. Deseé ser Eleanor. Deseé ser Cristina. Y cuando me desmayé, deseé soñar que era Clara y que Zayn había sido el que me había rescatado como la rescató a ella en esa discoteca de Londres.

Narra Cristina*

Abrí suave la puerta para que Liam no la oyese. Asomé la cabeza y lo vi de espaldas a la puerta, enredando en los cajones de una mesa. Sonreí y cerré cuidadosamente la puerta para que no me oyese. Me acerqué a el por la espalda hasta que estuve lo suficientemente cerca, para ponerme de puntillas y besarle la nuca. Él se dio la vuelta asustado y mirándome sorprendido con una mano en el pecho.
-Me has asustado-dijo con una sonrisa.


 

-¿Tan fea soy?-le pregunté acercándome a él seductoramente, quedándole entre mi cuerpo y la mesa.
-Ni mucho menos-dijo riendo.
Pose mis manos sobre su pecho y me deje caer sobre él.
-Entonces bésame.
Liam no se lo pensó dos veces, me agarró de la cintura con fuerza y me levantó en vilo para poder besarme sin tener que agacharse. Yo pase mis brazos alrededor de sus anchos hombros. Me acariciaba, lenta y suavemente los labios mientras yo le acariciaba el pelo y el cuello con ansia. Cuando nos separamos sujeté cuidadosamente durante unos segundos su labio inferior entre mis dientes, juguetonamente.


 

Liam me sonrió cuando se lo solté y me dejo en el suelo.
Me quede indignada, allí plantada mirando su espalda. Puse los brazos en jarras y esperé con la expresión más enfadada que pude a que se diese la vuelta. Cuando lo hizo se empezó a reír, supongo que no le asusté mucho...
-¿Qué te pasa?
Crucé los brazos y le dije de forma refunfuñona:
-Ya sabes lo que quiero cuando te muerdo el labio.
-Ya...-dijo Liam riendo y pasando por mi lado, dirección la puerta.
Cuando estaba a punto de abrirla le paré y le di la vuelta, me lancé hacia él y le di un pasional beso que no sentí del todo correspondido aunque pude sentir como Liam se ponía tenso.
-Cristina...-dijo cuando le empecé a besar el cuello con ansia.
-¿Qué pasa?
-Es que verás...¡ay!-chillo cuando le mordí la oreja-Me siento... ya sabes, raro...no se, es el hotel de Ana y Marta es como...como si lo hiciésemos en su casa ¿sabes?
Hablaba entrecortadamente porque mientras hablaba, a mi me había dado tiempo a desabrocharle la camisa y a quitarle el cinturón, todo esto bañando su cara, cuello y pecho descubierto con mis besos.
-Calla y bésame, tontorrón mío.
Iba a hablar pero le calle juntando mis labios con los suyos con insistencia. Acaricié su pecho desnudo y pase mis manos por sus hombros, deslizando su camiseta por sus brazos hasta que callo al suelo.
-Cristina...-dijo, o más bien gruño antes de levantarme en vilo, agarrándome con sus firmes y fuertes manos por debajo de mis muslos. Me poso sobre la mesa y masajeo con fuerza mis piernas levantando mi falda mientras yo con una mano le agarraba de un mechón de pelo y con la otra tocaba las líneas de sus músculos que aparecían en su espalda, arañando de vez en cuando provocando que él se estremeciera y me besase y apretase mis piernas con más fuerza. Me bajó de la mesa y me dejó que me quitase la camiseta y me tendiese en la cama mientras el se desabrochaba los pantalones.
-Esa es la cama de Niall.
El tono dulce a la hora de hablar que tenía Liam normalmente, había cambiado a uno más duro y peligroso pero al mismo tiempo más seductor que hacia que me pusiese nerviosa.
Reí pero no me cambie de cama y su expresión volvió a cambiar de dura a dulce cuando me oyó y me vió reírme en ropa interior sobre la cama.
-Ya he hecho mucho accediendo a hacerlo en el hotel, no voy a hacerlo en la cama de Niall.
Yo volví a reír esta vez más fuerte y me cambié a la cama individual de al lado. Cuando se tiró encima mía, hizo que aflorase de mis labios una risita nerviosa y  de mi mente unas ganas insaciables de él.
-Acceder, acceder...oye si tanto te cuesta, lo dejamos, ¿eh?
El encima mío, sonrió contra mi boca.
Acarició mi barriga y mis brazos, después paso las manos por debajo de mi espalda y me desabrocho el sujetador en el primer intento.
-Supongo que eso quiere decir que no lo dejamos, ¿no?
Me beso en los labios, luego bajo hasta el cuello y después hasta mis pechos. El corazón me iba a mil, como siempre, como la primera vez.


 

Cuando paró repitió el mismo caminito de besos que había utilizado para bajar, pero esta vez para subir. Cuando se separó se quedo mirándome a los ojos con un amor y una franqueza infinita en ellos hasta que dijo:
-Nunca.
Tras lo cual me beso de nuevo, ahogando mi bajo quejido y lo sentí dentro de mi, dentro de mi cuerpo, de mi mente y dentro de mi corazón.

Narra Paula*

Un dolor punzante en la cabeza fue lo primero que sentí nada más despertar. Intenté abrir los ojos pero nada más intentar llevar a cabo esa nimia acción, el dolor latente en mi cabeza se hizo más palpable.
-Eh, ¿estas bien? ¿Cómo te encuentras?-me hablaban en inglés.
¿Habría tenido la suerte de ser rescatada por un guiri y no por un policía?
Ante esta pregunta surgida, mi cabeza se clareó de repente. ¿Cuanto tiempo llevaba inconsciente?¿Había perdido la mercancía?¿Habría llamado el guiri a la policía, o a la ambulancia? En cualquiera de esos casos me harían preguntas...preguntas que no quería responder.
Me incorporé rápido y abrí los ojos con un esfuerzo sobrehumano. Al hacerlo todo dio vueltas a mi alrededor y entorné los ojos intentando que el marco oscuro con el que veía las cosas desapareciera.
Estaba sentada en la escalera de un portal, no muy lejos de donde había quedado con Lara.
-Despacio, despacio...-una mano me agarró el brazo derecho obligándome a apoyar la espalda en la pared.
Apoyé también la cabeza y cerré los ojos un momento intentando relajar mi mente para pensar con más claridad. Cuando abrí los ojos pensé momentáneamente que estaba soñando.

Narra Harry*

Tras jugar con los aspersores y con Iván durante un largo rato, revolcándonos en el césped y salpicándonos; los tres caímos agotados en un banco al que no llegaba el agua que expulsaban los aspersores pero si el sol. Así que estábamos genial con la ropa mojada y sacándonos bajo los potentes rayos de luz.
Ana estaba sentada a mi lado, yo le pasaba un brazo por los hombros y no podía estar en mejor posición, con ella a mi lado. El bebé estaba encima nuestra; Ana le acariciaba el pelo y yo le hacia cosquillas por los brazos, se estaba quedando dormido.
De repente me vino un pensamiento y no pude hacer otra cosa que soltarlo.
-Parecemos una familia.
Ana levantó la cabeza del hueco que había entre mi hombro y mi cabeza, justo ese lugar donde ella y no otra chica encajaba perfectamente. Me miró y me sonrió.
-Una familia muy joven, ¿no?
Reí pero no le contesté. Con todas las chicas que había estado anteriormente había ido deprisa y luego las había dejado también rápido; con Ana había ido al contrario, lento hasta conocerla, hasta enamorarla. Con ella todo era diferente, hasta me hacia plantearme la idea de formar una familia.
Cuando volvió a acomodar la cabeza en su hueco especial, le bese el pelo y ella me dijo:
-Te quiero.
Y yo me sentí el hombre más afortunado, amado y especial de todo el mundo.