CAPITULO 29 "Confié en ti"

Narra Ana María*

-Vale, vale.-fue lo último que dije antes de colgar el teléfono. Me dí la vuelta y miré a Cristina a los ojos.
-¿Qué pasa?-dijo algo asustada. Mi hermana, a su lado, también me miraba interrogante.-¿Es algo grave? ¿Quién era?
-Cristina, tengo que decirte algo.-le dije seria.
-No me asustes...-me dijo.
-Clara lo sabe.-le dije rápido.
-¿Qué sabe?-me dijo lenta y amenazadoramente.
-Que mi primo se ha casado, ¿qué va a ser?
-¿Nuestro primo se ha casado?-preguntó la tonta de mi hermana.
-Ana, por favor, dime que no es verdad, dime que no se lo has dicho-me dijo Cristina mucho mas nerviosa.
-Pero es Clara, ella es de fiar-le dije intentando de relajar un poco el ambiente.
-Se que Clara es de fiar, no como tu, que has aprovechado la mínima oportunidad para contárselo-me dijo acusadoramente.
-Lo siento, ¿vale? No todo el mundo tiene ese poder de retención de información como tu.-le dije yo algo a la defensiva.
-No cambies de tema, ¿quieres? No estamos hablando de mi, estamos hablando de ti. Confié en ti. Te dije que no se lo dijeses a nadie, fuese quien fuese ese alguien.
Yo agaché la cabeza. Tenía razón, la había defraudado, juré no decírselo a nadie y lo he hecho. Reinó un minuto de silencio. Mi hermana se mantenía fuera de la discusión y nos miraba a las dos alternativamente, como si estuviésemos jugando un partido de tenis.
-Bueno, ¿y para que llamaba?-me preguntó Cristina, recuperando el habla.
-Ha venido a Londres, quiere que vaya a recogerla al aeropuerto-le respondí.
Cristina bufó y me volvió a preguntar.
-¿Dónde piensa quedarse?¿Y cuánto tiempo?
-En un hotel, piensa quedarse hasta que se le acaben los ahorros, supongo que será una estancia corta.-dije casi susurrando. Me temblaba algo la voz y tenía un nudo en la garganta.
-Dile que se puede quedar en casa. Ve a recogerla en taxi, no te voy a llevar en coche.-dijo mientras iba a su habitación.
Mi hermana y yo nos quedamos alli plantadas, hasta que decidí moverme. Cogí la chaqueta del perchero y me dirigí a la puerta.
-¿Te acompaño?-me dijo mi hermana.
-No hace falta, quedate con Cristina.
Y salí por la puerta para ir a recoger a mi amiga, con lagrimas en los ojos

Narra Cristina*

No me podía creer lo que había hecho.¿Pero esto que es? Lo había contado. Le dije que no lo hiciera y lo ha echo. Me senté en la cama y hundí la cabeza en las palmas de mis manos. Cuando oí que la puerta se abría levanté la cabeza, era Marta.
-¿Se puede?-me dijo.
-Pasa, ¿tu también se lo has contado a alguien?-le dije, estaba muy enfadada.
-¿Eh?
-Nada, da igual.-le contesté.
Marta se sentó a mi lado en la cama.
-Mira, no es por defender a mi hermana, pero sabes, que si ella no hubiese confiado plenamente en Clara, no se lo hubiese dicho. No te enfades con ella.
-Si que me enfado, ¿por qué lo ha tenido que contar?
-Necesitaba decírselo a alguien. Es que lo que estamos viviendo es muy grande. Hay cosas que no se pueden ocultar.
Cuando Marta acabó de hablar, levanté la cabeza y la miré directamente a los ojos. Ya sabía lo que me pasaba. Estaba enfadada no solo porque Ana se lo hubiese dicho a alguien, también estaba enfadada porque había tenido el valor para hacerlo. Ese valor que a mi me faltaba. Mis ojos se inundaron de lágrimas y comencé a llorar. Marta me abrazó y me desahogué.

Narra Clara*

Volvía a estar en Londres. Era la primera vez después de el viaje con el instituto que hice. Después del mensaje y la llamada de Ana, me dieron unas ganas inmensas de volver. En parte para conocer a los One Direction, sería una hipócrita si dijese que esa no era una de las grandes razones. Pero también pensé que me lo merecía. Siempre he sido una chica trabajadora, responsable, lo tengo que hacer todo perfecto y me esfuerzo siempre al máximo. Siempre he sacado buenas notas en la escuela y este primer año en la universidad no había sido menos; pero conforme va pasando el tiempo cada vez me doy cuenta de que quizás no este disfrutando tanto la vida como se merece. Todo esta lleno de obligaciones, hay tantas cosas que hacer, pero también habrá que disfrutar, ¿no? Así que me decidí a hacer una locura. Me compré un billete, le dije adiós a mis padres y me vine aquí, a Londres, a disfrutar con mi amiga.

Narra Ana María*

En cuanto viese a Clara le iba a echar la bronca del siglo. Le dije que no se lo dijese a nadie y va y se presenta aquí en Londres, yo no me lo explico... Bueno, la verdad es que yo hubiese hecho lo mismo pero... ¡Allí esta! La verdad es que me alegraba mucho de verla, este año sin mi amiga de la infancia había sido duro, era como si me faltase algo en las clases. Sin mi Clara era como una habitación sin cama, como una tarta de chocolate sin chocolate, como un día lluvioso sin paraguas, ¡que cursi! Habíamos hablado por correos, teléfono y eso, pero nada como charlar con ella, de cualquier cosa, en persona.
-¡¡Ana!!-dijo Clara mientras se acercaba a mi con paso acelerado y una gran sonrisa en la cara. Nos abrazamos las dos durante un largo rato hasta que nos separamos y le dije:
-Clara me han echado una regañina por tu culpa. Cristina se ha enfadado conmigo.
-¿Por qué?
-¿Que por que? Clara se suponía que no se lo tenía que decir a nadie.-le dije.
-Hija, le hubieses dicho que he venido y que como sabía que estabas aquí pues que quería verte. No le hubieses dicho que me lo habías contado-me dijo. Clara era así, ella lo sopesaba todo, le daba mil vueltas a las cosas, las analizaba y sabía siempre lo que tenía que hacer, no como el resto de millones de persona en el mundo.
-Ya esta Clara la lista...-le dije mientras le daba un empujón.
-No, es verdad...-y así, comenzó una de nuestras múltiples discusiones.
Le dije por el camino que podía quedarse en casa de Cristina y le estuve contando las novedades de los chicos y que Harry me había regalado un iPod.
Lo que no sabíamos es que en casa nos estaba esperando un ambiente bastante tenso y que solo se solucionaría con una sorpresa.

NOTA: Este capitulo va dedicado a mi Claruchi. :)